Rev(b)elada. Vivian Maier. Fotógrafa
El jueves 8 de febrero se llevó a cabo la conferencia de prensa e inauguración de la exposición Rev(b)elada. Vivian Maier. Fotógrafa, donde se exhibió por primera vez en Latinoamérica la obra de la artista estadounidense en el museo Franz Mayer.
Vivian Maier, (1926 – 2009), no solo capturó su propia imagen de manera contundente y novedosa, sino también las desigualdades sociales y económicas, las infancias y la vida en las calles de Nueva York y Chicago entre 1950 y finales de la década de 1980.
Ícono de la street photography, pero también maestra de la fotografía humanista, Maier tuvo una historia particular: fue una fotógrafa autodidacta que desarrolló su afición mientras trabajaba como niñera.
Durante su vida, muy pocas personas conocieron su trabajo, ni siquiera ella pudo ver la mayor parte de sus fotografías reveladas. Fue hasta que John Maloof, escritor y director, adquirió gran parte de los negativos de Maier en una subasta cuando se descubrió su legado fotográfico atravesado por una visión austera e introvertida con la que retrató la vida en las calles de Nueva York y Chicago.
Al respecto de la obra de Vivian Maier, la curadora de la exposición, Anne Morin, nos habló acerca del legado artístico que heredó la fotógrafa, destacando que existen tres vertientes en su obra:
Primero, el archivo fotográfico de Vivian Maier es colosal, consta de alrededor de 150 mil obras en su totalidad, donde 200 de ellas conforman la exposición presente.
Posteriormente, definió a Vivian Maier como un gran misterio del siglo XX, pues la actividad fotográfica de la artista es una prueba fidedigna de su calidad humana y su preocupación por retratar a los más marginados, porque ella también lo era, una renegada de la sociedad. En ese sentido, la podríamos llamar una infame, porque no pertenecía al orden social hegemónico, ella misma era la otra vertiente del american dream, y su fotografía es testigo de su sueño roto.
Los poetas como los niños, no describen al mundo, lo descubren. De alguna manera, el contacto que Vivian Maier tuvo con el mundo de la infancia gracias a su trabajo como niñera, pudo sensibilizar aún más su visión de lo que la rodeaba.
Sobre la obra de Vivian Maier ya se ha dicho mucho, se ha categorizado a la fotógrafa como feminista y revolucionaria, sin embargo, lo difícil de la exposición, y de acercarse a su obra en general, es no construir y narrar una Vivian Maier que no existió, pues su figura se ha vuelto un fenómeno global de la fotografía, y es reciente, lo que lleva a las multitudes a compadecer acerca de la salud mental de Vivian Maier, especulando sobre si padecía algún trastorno psicológico, cosa que es lamentable, pues su legado no es más o menos importante por este ficcionado hecho, sino por su misma visión.
Anne Morín declara, y yo no podría estar más de acuerdo, que la autorrepresentación de Vivian Maier es el corazón palpitante donde reposa su legado. Considerada la fotógrafa con más autorretratos en la historia, cabe cuestionarse, ¿por qué tenía una imperiosa necesidad de representarse? Y la respuesta que nos ofrece la misma Vivian Maier es la siguiente: cada autorretrato es una manifestación de resistencia ante una sociedad, la americana, que la censuraba y cancelaba constantemente, la autoafirmación desde la fotografía significa gritar, apropiándose de su lenguaje, que habita y pertenece a un espacio que, aunque la degrada, su ser persiste.
A su vez, dentro de la conferencia de Anne Morín, pude conocer datos más hondos acerca de la vida de Vivian Maier, datos que hacen que la mirada a su fotografía sea más enriquecedora. Ella era una coleccionista, o, mejor dicho, una acumuladora con manía, entre las pertenencias que John Maloof encontró, había cientos de tickets de cine, boletos del metro, dientes de leche de los niños a los que cuidó, cientos de rollos fotográficos revelados y muchos otros sin revelar, sus propias fotografías impresas, mechones de cabello de personas desconocidas, entre muchísimos objetos más.
Vivian Maier era una artista consiente de su trabajo y de su arte, era exigente consigo misma, y una clienta muy demandante en los estudios de fotografía donde llevaba su obra para ser revelada e impresa.
Fue fascinante para mí tener este acercamiento, aún más íntimo, no solo hacia la obra de la fotógrafa, sino de la misma Vivian Maier. Es cautivante y en extremo bella la sensibilidad con la que Vivian capturaba su cotidianeidad, su forma de vida y de los que la rodearon, sólo una artista de su talla, y citando a Víctor Hugo, es capaz de “extirpar lo ordinario, que se encuentra en las profundidades de lo ordinario.”
Todavía puedes asistir a la exposición temporal de esta icónica maestra de la fotografía, disponible en el museo Franz Mayer hasta el 8 de mayo.
Adquiere el tus boletos a través del siguiente link: https://boletos.franzmayer.org.mx/orderticketsarea.asp?p=1369&a=3&src=&_ga=GA1.1.1242755748.1709237590&_gl=
Escrito por: Dennise Romero
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